La impaciencia nunca es buena consejera

Foto:Archivo.Captura web Walter Ribonetto

Columna de opinión del periodista invitado Javier Flores de Mundo D

Talleres no jugó bien en su debut en la Copa de la Liga contra Gimnasia y Esgrima La Plata, eso está claro. De lo contrario no hubiera perdido 1 a 0 y su debut hubiera sido con un triunfo, que quizá mereció porque de los dos fue el que más lo buscó e hizo méritos para conseguirlo.
Pero no hay campeonatos de merecimientos y sí de resultados. Los hinchas van a la cancha en búsqueda de victorias y la “T” obliga a ello siempre, cualquiera sea el torneo o instancia que esté disputando. El razonamiento y los análisis quedan para cuando llegan a sus casas y baja la calentura de las acciones. Repasan imágenes, observan movimientos y evalúan contextos.
El torneo recién comenzó para Talleres, pero para la impaciencia de buena parte de sus hinchas pareciera que fuera por la décima fecha. Los cuestionamientos que dirigieron contra el DT Walter Ribonetto por la derrota y el rendimiento general de su equipo fueron, en algunos casos, demasiado duros.

Que tuvo problemas en la salida, pérdidas inesperadas, poco juego y fragilidad defensiva, estuvo a la vista. Pero no se puede obviar, en favor de “Tino”, un DT novel que está haciendo sus primeras armas al frente de un equipo de Primera División y exigente como Talleres, argumentos que deberían llevar a los hinchas a tener un poco más de paciencia.
Aunque acelerado, a las atropelladas y sin pausa, el equipo generó situaciones de gol en el segundo tiempo como para convertir y llevarse la victoria. La intención estuvo, pero los modos y los caminos para lograrlo no fueron los acertados. Y no se puede desconocer que perdió el partido por un gol en contra de Catalán, polémico y que, a juicio de quien suscribe esta nota, debió ser invalidado. Talleres estuvo más cerca de convertir que su rival, que sólo se limitó, con inteligencia hay que admitirlo, a incomodarlo y jugarse un pleno a que el mal retroceso defensivo albiazul le dejara una para facturar. Y le salió bien.
Pero no se puede pedirle la cabeza a un técnico a una fecha de iniciado el torneo, por más errores que haya cometido. Y menos a Ribonetto, que irá haciendo camino al andar y decidió aceptar el tremendo desafío que le propuso Andrés Fassi de dirigir cinco competencias, dos de ellas internacionales como la Copa Libertadores y la Supercopa Internacional, cuando ninguno de los DT que buscó quiso hacerse cargo.

Un equipo en construcción

El equipo de Ribonetto está construcción, hay refuerzos que están en pleno proceso de integración y adaptación al plantel, como Rubén Botta –veterano y el encargado de dotarlo de fútbol- y otros que no debutaron o jugaron pocos minutos contra el Lobo. Pero hay buen plantel, dos o tres jugadores por puesto y materia prima suficiente como para matar la ilusión tan tempranamente.
Que siempre es mejor que un equipo vaya adquiriendo la fisonomía de juego que pretende su entrenado a partir de los triunfos, es una verdad de Perogrullo. Pero hay caídas: a Talleres no lo golearon, no fue superado y perdió por un gol en contra. Eso es tan incontrastable como las equivocaciones que se cometieron y que deberán ser rápidamente corregidas para que no se repitan.
Que dirigir Primera División de Liga Profesional no es lo mismo que hacerlo en una reserva de AFA es evidente y lógico, pero no es una razón para cuestionar y poner en tela de juicio tan pronto y con semejante impaciencia a un DT joven, que confía en su capacidad y la de su cuerpo de colaboradores que conocen el paño del club, como Mauricio Caranta y “el Cholo” Guiñazú, quienes desde el sábado, cuando el plantel volvió a entrenar tras el debut con derrota, también pusieron manos a la obra a la par del entrenador para que el equipo mejore.

Este martes, contra Huracán, en la Paternal, Ribonetto tendrá la chance de demostrar –ojalá que con el resultado favorable que tanto le exigen los hinchas-, un mejor funcionamiento colectivo y el perfil de juego que no se vio contra Gimnasia, que tiene muñeca, personalidad, liderazgo y reacción como para comenzar a escribir una nueva historia.
Es el desafío de su hora, porque tampoco sería bueno en un torneo corto como el presente arrancar con dos derrotas. Quizá sin sumar puntos en dos partidos, pueda justificarse tanta impaciencia como la que exhibieron lo hinchas matadores a sólo una fecha de iniciado el campeonato.
No todos, es cierto, pero los suficientes como para generar una temprano clima de preocupación que complica mucho más de lo que ayuda, a sólo una fecha de iniciado el torneo. Y esto, aún admitiendo que contra Gimnasia no quedó claro a qué jugó su equipo ni se vio la idea de juego que el técnico quiere imprimirle. Pero la impaciencia nunca es buena consejera, en el fútbol como en la vida.

Los hinchas siempre están

Para el final, habrá que volver a remarcar el gran apoyo que el pueblo matador le dio al equipo en su debut. Hay que reunir casi 50 mil hinchas, en verano, con una crisis económica galopante, pagando una entrada adicional al margen de la cuota y renovando su confianza.
Ojalá rápidamente el equipo le devuelva en la cancha semejante muestra de compromiso y fidelidad.