Al margen de la gran performance de Nahuel Losada, el responsable en cuatro oportunidades de que Talleres no convirtiera en el primer tiempo, el empate 0-0 es en el clásico de este domingo frente a Belgrano evidenció que el equipo de Javier Gandolfi está perdiendo eficacia en el área rival por no jugar con una referencia de área.
La inclusión de Valentín Depietri como un falso “9”, aunque sin convertir, dio buenos frutos en la goleada contra Barracas porque el planteo defensivo que le opuso Sergio Rondina fue equivocado y favoreció a las características de juego del ex Fortaleza, más acorde a llegar desde atrás y a buscar la asociación.
Pero frente a Belgrano, que no precisó de una línea de cinco atrás para reducirle espacios en retroceso a la “T” y restarle verticalidad en el acto ofensivo, en especial en el segundo tiempo, quedó expuesto que Talleres necesitó una referencia bien arriba, para desequilibrar en los duelos aéreos contra dos centrales fuertes y expeditivos como Rébola y Godoy, a quienes se les complica cuando juegan a sus espaldas.
Fue evidente que Depietri rinde más como extremo izquierdo o medio centro y que no se siente cómodo en esa función, que está cumpliendo por pedido de Gandolfi, convencido de que es lo mejor para su estructura en este momento, en el que está padeciendo la transición post salida de Michael Santos, su goleador en el torneo anterior y pieza clave del equipo. Pero de frente al arco definió mal frente a Losada en una jugada que, de haber resuelto de otro modo, pudo haber derivado en un gol que le abriera el triunfo al Albiazul. Fue el delantero más peligroso del equipo, pero no terminó bien las jugadas que le tocó protagonizar.
No se trata de caerle al también exSantamarina, quien terminó el clásico contrariado, como si él hubiera sido el exclusivo responsable de la ineficacia albiazul. Por el contrario, él está dando una mano como lo sigue haciendo Portillo, jugando de lateral izquierdo en una función que no le es afín pero que le dio una solución al DT cuando no tenía jugadores disponibles en el puesto.
Y con más razón, si se tiene en cuenta que, como dijo en la conferencia de prensa posterior, que Depietri no está todavía para jugar 90 minutos. Al igual que David Romero, otro centrodelantero que tampoco está para terminar un partido completo y entró en los minutos finales, por Rodrigo Garro.
Se trata de plantear de si Gandolfi acertó en sostenerlo, cuando tenía a Nahuel Bustos para que fuera desde el arranque como referente de área y que jugara hasta que fundiera biela –también está claro que no está para jugar un partido entero- o incluir a Tomás Molina, quien ni siquiera estuvo entre los convocados.
Es más: “Cobija” tuvo suerte. La milagrosa pelota que manotea Guido Herrera a los 11 minutos del ST y rebota en un palo con el marcador virgen, lo obligó a ponerlo a Nahuel de inmediato por Valentín. Es probable que ya hubiera tenido el cambio previsto y en las gateras. ¿Pero si esa pelota entraba y Bustos hubiera ingresado ya con desventaja en el marcador y con la obligación de ser el salvador?.¿Qué hubiera pasado?.
El próximo domingo Talleres visitará a River, nade menos, y la definición que pueda tomar Gandolfi respecto de esta cuestión no será un tema menor para Gandolfi. Es el conductor del grupo, el que está en el día a día, conoce los detalles de la evolución de cada jugador y quien ve lo que los periodistas no pueden en el trabajo semanal. Ninguna decisión que toma es producto de la improvisación y ha dado sobradas muestras de saber cambiar y no “casarse” obstinadamente con futbolistas que no le representen soluciones.
Pasó el clásico, Talleres no perdió y seguramente mereció algo más que ese punto con sabor a poco, porque de los dos fue el que más propuso y buscó el triunfo, sin dudas. Pero la realidad del equipo, que no es el mismo en su funcionamiento respecto del torneo anterior sin Santos ni Valoyes -por más que en sus declaraciones intente restarle importancia al tema- seguirá poniendo a prueba su “muñeca” como estratega y principal responsable del equipo.